El Derecho es un tema que permite que abordemos un sin número de temas de la mayor relevancia, por ello, en esta oportunidad, quiero compartir con ustedes una de las mayores alegrías que he tenido en mi paso como profesor de la Facultad de Derecho. En principio, debo destacar que en la oportunidad que la comunidad estudiantil me dio para estar al frente de la dirección de esta institución educativa tenía como meta principal alcanzar la excelencia académica.

Este objetivo debía materializarse en múltiples aspectos que van desde mejorar las condiciones de nuestras aulas, dotarlas de los insumos indispensables como cañones, aires acondicionados, un centro de cómputo digno hasta una modificación mayúscula en nuestra malla curricular para el programa de pregrado y rehabilitar nuestros programas de posgrado.

En fin, la encomienda era brindar los elementos indispensables para que las personas que buscaban en nuestra oferta educativa la oportunidad de licenciarse para ejercer una de las más bellas profesiones, únicamente se preocuparan por estudiar y exprimir al máximo el conocimiento que sus profesores impartían.

Este esfuerzo se vio complementado con una visión integral de su formación universitaria que abarcara aspectos deportivos, culturales y de compromiso social, sin embargo, una de las mayores apuestas fue buscar que el paso por la Facultad fuera también un laboratorio jurídico que sirviera para exponer a los futuros abogados y abogadas a contar con herramientas de argumentación, expresión y réplica que se pudieran aplicar en la práctica profesional.

Así fue como nació el Club de Debate de nuestra Facultad, como un espacio para preparar a los estudiantes que nos representarían en competencias de debate o juicios simulados. Esta tarea no hubiera sido posible sin el enorme compromiso de alumnos y profesores que adicionaban, a sus ya muchas obligaciones, la de acudir a sesiones de preparación extracurriculares.

Es importante señalar que el gran mérito de la creación del primer equipo del Club de Debate se debe a la iniciativa del Mtro. Omar Sifuentes Bocardo, en el cual participó como alumna fundadora, la Mtra. Dimar Charlene Guillén, acudiendo, con muchos sacrificios económicos por parte de la Facultad, a la ciudad de Puebla y fue así como comenzamos a darle forma a lo que hoy se cristaliza como un verdadero laboratorio para el desarrollo de casos por parte de nuestros alumnos.

Posteriormente, participamos en nuestra primera experiencia internacional en la ciudad de Washington, lo cual fue solo el inicio de muchas alegrías que nos ha llevado a una decena de ciudades en nuestro país, Costa Rica, Colombia, entre otros. Cada participación implicaba un esfuerzo institucional y personal de todos los involucrados para contar con la mayor preparación académica posible, así como con los recursos económicos para solventar los gastos inherentes a ello.

En esta historia del Club de Debate se han escrito múltiples hojas plagadas de éxitos y aprendizajes que nos han permitido consolidar un programa que hoy en día prepara a las mejores abogadas y abogados, con la experiencia de haber conseguido en diversas ocasiones los primeros lugares en competencias regionales, nacionales e internacionales.

Puedo decir que la meta se ha cumplido con creces, pues más allá de obtener un desempeño destacado en cada certamen, he podido constatar como el programa se ha convertido en un auténtico semillero de profesionistas con el más alto rigor académico y profesional en el ejercicio del Derecho. Finalmente, sirvan estas palabras para que, profesores y estudiantes, recuerden que el estudio de Derecho es tan vasto que se necesitan generar espacios extracurriculares para aproximarnos, en mayor medida, a la excelencia académica.

Artículo escrito por el M.D. José de Jesús Centeno Herrera, exdirector, catedrático y fundador del Club de Debate, Oratoria y Litigación de la Facultad de Derecho de la UAdeC, Unidad Laguna.

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